Mi nombre es Ángel del Barrio y, tras cambiar por completo mi vida y, en agradecimiento a toda esa gente que me ayudó a trascender y superar todos los obstáculos que la vida puso en mi camino, como muestra de gratitud me propuse 3 RETOS, a los que les llamé:
«Mis 3 Misiones de Vida».
Te hablo con conocimiento de causa cuando te digo que si alguien pudo hacerlo, yo también.
A lo largo de mi vida he lidiado innumerables batallas que han hecho de mi la persona que soy hoy día. Tres de ellas, las más duras, han marcado considerablemente mi manera de ver la realidad.
Voy a darte un par de pinceladas…
Durante mi niñez, a la edad de 6 añitos, tuve que enfrentarme al Bullying. Aún se me estremece el cuerpo cuando escucho la frase: «a la salida te espero». No sé si aquello fue porque era el nuevo del colegio o porque era un niño entrado en carnes, solamente sé que para mi fue un año terrible, sin embargo, gracias a ello sé lo fuerte que puedo llegar a ser cuando las cosas pintan mal.
A los 14 años, en plena adolescencia, otra gran batalla hizo volver a la contienda al guerrero que aguardo.
Cansado de mi sobrepeso, de no tener amigos y de no ser aceptado por el resto de mis compañeros, siendo objeto de burlas continuas, de un día para otro dejé de comer. La consecuencia de ello fue que me diagnosticaron anorexia.
Sin yo saberlo me había metido de lleno en una de las enfermedades que más muertes causan en este país. Con la ayuda de mis padres y de unos médicos súper atentos y encantadores, pude volver a ser
Y ya en la edad adulta, a principios de 2014, tuve que lidiar entre la vida y la muerte. La llaman DEPRESIÓN pero yo la llamo: «Ganas de dejar de existir». Mayormente porque es lo que verdaderamente se siente cuando estás en ese agujero negro donde ya nada tiene sentido para ti.
Sí, lo tenía todo y a la vez no valoraba nada porque mi mente estaba enferma con exceso de pasado. La soledad y la Ansiedad me arrastraron de lleno a ese zulo que no me hacía ver el sol.
Sin embargo, ahora, después de más de 10 años de aquello, lo recuerdo no como un infierno, sino como mi gran bendición.
Gracias a estar sumido en el más profundo vertedero emocional, ahora soy una persona nueva, con ilusiones, con el propósito claro de poder ayudar a fortalecer mental y emocionalmente a cada persona para que pueda superar cada una de las grandes batallas a las que tengan que enfrentarse.
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